Aunque pueda parecer un poco estricta, se aplica en un contexto, el postmoderno, en el cual Jartillo tiene un cierto aire de ingenio, duda y/o provocación:
Desde que se acuñó "todos tienen derecho a opinar" la gente que se ha creido algo un sábado por la mañana ya no va a cambiar de opinión, lo cual le viene de puta madre al capital.
Que quieres agujas, toma agujas
Que quieres el medicamento más caro del mundo, también lo tengo
¿Agüica con polvos? Pues también
Si la banca vaticana puede que invierta en viagra y condones. Qué mas da. Y los ultras americanos en empresas de maricas. Da todo igual
Todo el mundo tiene derecho a opinar, pero nadie cumple el deber de recapacitar, analizar y criticar. Y tendría que ser un deber.
Pero.... qué más da.
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